Paula: mi amor…
Pedro: qué?
Paula: seguro que sabes a donde vamos.
Pedro: claro.
Paula: mmm…
Pedro: ves esa cabaña –señala-
Paula: ajam.
Pedro: ahí vamos.
Paula: si?
Pedro: si.
Paula: pero, se puede?
Pedro: claro….
Paula: es tuya?
Pedro: no.
Paula: entonces –algo preocupada-
Pedro: para mi amor.
Paula: Pedro me estas asustando.
Pedro: desconfías de mi? –puchero-
Paula: no mi amor, el lugar…
Pedro: que?
Paula: me da miedo.
Pedro: -ríe- es de la familia de un amigo, se lo pedi
prestado.
Paula: ah –menos preocupada- porque no me lo dijiste antes?
Pedro: nose –ríe-
Paula: no era tan difícil eh… -ríe-
Pedro: lose.
Paula: te amo –lo abraza por la espalda apoyando su cabeza
en el mismo lugar-
Pedro: yo también –la mira- listo.
Paula: ok.
Pedro: -esperando que ella deje de abrazarlo para poder
bajar- bajamos, o nos quedamos así toda la noche? –ríe-
Paula: tonto –le pega el hombro- es que era lindo estar así.
Pedro: -ríe- te amo mi amor.
Paula: yo también –beso-
Pedro: bajamos?
Paula: obvio.
Pedro: -bajo- te ayudo? –ofreciéndole la mano-
Paula: porfavor –agarrándole la mano-
Pedro: veni –la agarra fuerte, hace que baje y se tira al
piso aproposito-
Paula: -encima de él- Pedro –grita-
Pedro: qué?
Paula: porque hiciste eso?
Pedro: qué?
Paula: echarnos –sonríe-
Pedro: para hacer esto –la besa-
Paula: -ríe- loquito.
Pedro: por vos –ríe-
Paula: te amo.
Pedro: yo también.
Paula: mucho –lo besa, se recuesta por él, lo mira, y vuelve
a besarlo- entramos?
Pedro: queres?
Paula: claro.
Pedro: ok.
Paula: hay luz, no?
Pedro: si –ríe- no es el desierto Pau.
Paula: ya se, pero nose, solo pregunte –ríe-
Pedro: ok.
Paula: -se levanta y se para- veni –le pasa la mano-
Pedro: no me eches eh.
Paula: jamás –lo levanta- cumpli con mi promesa, viste?
Pedro: -ríe- claro.
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